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miércoles, 5 de septiembre de 2012

SIN TITULO.

Salí de mi cuarto no sin antes haber cogido mi ropa y me dirigí deprisa y corriendo bajando las escaleras , al aseo de abajo. Me vestí como pude a la vez que me peinaba y me lavaba los dientes. Salí corriendo a toda prisa. Corrí calle abajo hasta llegar a la plaza del pueblo , abarrotada de centauros a mas no poder rodeando todos una plataforma. No les hice caso ya que a los desterrados como yo no se nos permitía hablar con los nobles. No hice mucho caso , ya que lo principal era encontrar a mi amiga Raquel, que me había despertado a las 7 de la mañana como una histérica diciéndome que fuese corriendo a la plaza que era muy importante y me dejo con la palabra en la boca echando a correr hacia la plaza central del pueblo. No la veía por ningún lado, me desespere un poco, sentía como el corazón me latía cada vez mas aprisa. De repente note que me tapaban los ojos con las manos y sin decirme nada me guiaban hacia algún sitio que por el jaleo de la gente no pude situarme. Notaba que mucha gente abría camino a mi paso y empecé a ponerme muy nervioso. Llegue al fin de mi ruta, sabia que esas manos eran las de Raquel, nadie mas que ella tenia ese olor tan especial. Toda la gente que momentos antes estaba alborotada , permanecía en silencio, un silencio que empezaba a angustiarme. Cuando quise abrir los ojos tenia frente a mi al alcalde y al consejo regente. Debo explicar que el consejo regente son 4 ancianas , que nadie saben sus edades, ya que todos las recuerdan desde siempre tal y como son. Ellas son la justicia de mi pueblo, se hace y dice todo por y para ellas. Deciden el futuro de toda mi raza. Nadie hablaba y yo seguía con mi angustia delante del alcalde y el consejo sin saber que hacer, hasta que me arme de valor y me decidí a preguntar. -Honorable alcalde y honorables señoras del consejo, hagan el favor de decirme para que estoy aquí, no aguanto esta incertidumbre. Las ancianas sin contestarme se dirigieron a su derecha donde había una estructura de madera bastante grande cubierta por una tela muy tupida, que impedía aun teniendo el sol de contra que se viese siquiera una sombra. Me miraron antes de correr la tela y de un solo tirón a la vez que murmuraban algo la tela desapareció. Dejando a mi familia al descubierto cada uno de ellos con una orca. Enseguida supe que aquello iba a marcar mi vida, me sentí indefenso, sabia que no podía pedir explicaciones . Ya lo había hecho una vez, y las ancianas del consejo me habían perdonado la vida ya que no se esta permitido hablarles y mucho menos pedir explicaciones de nada. Al ver la expresión de mi cara, que reflejaba un desconcierto enorme, me miraron fijamente a los ojos a lo que tuve que agachar la cabeza al instante, el brillo de sus ojos te ciega. Cuenta una vieja historia que hubo una hechicera que les planto cara y las miro fijamente a los ojos. Dicen que iba preparada con un conjuro que disipaba el resplandor, pero las señoras del consejo sin pensárselo dos veces, al unisono y delante de todo el pueblo, levantaron sus pezuñas delanteras......Continuara.....

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